testimonio de lectora :Una Madre y Un Hijo


Todo comenzó hace un año cuando un día por el mediodía recibí una llamada del instituto donde estudiaba mi hijo Marcos de 18 años. Estaban escandalizados, mi hijo había efectuado fotos a las chicas en los baños mientras estas hacían sus necesidades.
Tuve que ir rápidamente al colegio ya que querían denunciar a Marcos por abusos, me costó muchísimo y tuve que rogar al director del colegio para que no informase a la policía, pero no pude evitar que le expulsaran del instituto. No podía creer que mi hijo hubiese sido capaz de hacer una cosa así, estaba indignada, durante el trayecto en el coche le dije de todo a mi hijo, pero él se mantuvo  callado impasible como si no fuese con él.
Ya al llegar a casa le pedí explicaciones de su comportamiento, pero lo único que hizo fue sacar un álbum de fotos y enseñármelo, no podía creer lo que estaba viendo eran fotos de chicas desnudas, mi hijo les fotografiaba los anos, era su perversión me dijo mientras sonreía. Mi hijo era un pervertido, en que podía haber fallado en mi educación, siempre intenté educar a mi hijo lo mejor posible cuando vivía mi marido (murió hace 2 años, yo ahora tengo 40), me era mucho más fácil ya que a una madre sola le cuesta más poder estar todo el tiempo educando a su hijo, me puse a llorar, le dije que no podía hacer tal cosa que estaba mal y que podía acabar en la cárcel si continuaba haciendo tal cosa.
Marcos ni me hizo caso y se puso a preparar una bolsa con ropa, me dijo que se marchaba de casa ya que quería seguir haciendo fotos a las chicas y como en el instituto ya no podría y yo ya no le quería como hijo, se marchaba. Llorando desesperadamente le supliqué que no se fuese que yo le quería, que eso no podía hacerlo, pero era imposible convencer le y como físicamente era un chico fuerte para su edad tampoco podía imponerme a él. Desesperada totalmente de ver cómo podía perder a mi único hijo le dije sin pensar que podía hacerme fotos a mí si quería, así intentaba evitar perder a Marcos, pero esas palabras fueron el detonante de cómo comenzó mi pesadilla.
Cuando le dije que podía hacerme fotos Marcos se hizo el sorprendido (el muy malvado según me confesó tiempo después era lo que quería), pero enseguida aceptó. Totalmente avergonzada me bajé la falda para que mi hijo pudiera ver mi culo, le dije que solo podía mirar, pero él bajo la amenaza de irse de casa si no le dejaba tocar mi culo, le permití que me tocara, yo todavía llevaba puestas mis bragas, eran blancas con bordados alrededor nada provocativas ya que yo era una mujer decente aunque guardaba un secreto que nunca le había contado a nadie. Desde joven me encantaba masturbarme el ano, era mi vicio oculto, cuando me casé me costó mucho pedirle en la intimidad a mi esposo la penetración anal.
Mi marido que era muy decente se opuso por completo ya que lo veía indecente. Durante todos estos años en secreto cuando estaba sola me masturbaba el ano. Ahora que tenía las manos de mi propio hijo sobre mi culo temía que mi vicio oculto lo descubriese y pudiese aprovecharse de mi debilidad. Marcos me ordenó que me bajase las bragas para poder ver mi ano, me sentía humillada, pero no tenía más remedio si quería conservar a mi niño conmigo, mi hijo exclamó un ohhhhh de admiración, me dijo que tenía un ano formidable y que era comparable a todo mi cuerpo.
Yo era mujer muy atractiva 1,60, 98-60-92, morena, con el pelo corto, siempre tuve muchos pretendientes tanto de soltera como de casada, pero siempre fui fiel a mi difunto marido y fue el único hombre en mi vida, aunque reconozco que en muchas ocasiones ya no sólo por mi secreto sino porque nunca me sentí satisfecha sexualmente, pero aunque me sentía frustrada aparqué mi vida sexual para cuidar a mi hijo y mi marido, pero ahora todo iba a cambiar.
Marcos me tocó el ano con su dedo, de inmediato le dije que parase que sólo le había dicho mirar, pero con el chantaje como excusa me metió su dedo índice dentro de él. Yo estaba a cuatro patas con mis manos sobre el mueble del comedor y con mi culo hacia arriba mientras mi hijo con su dedo me masturba metiendo y sacando su dedo en mi ano, le pedía una y otra vez que parase, pero él sonriendo maliciosamente no paraba de retorcer su dedo dentro de mi ano. Aunque intentaba evitar excitarme me era imposible, mi hijo movía su dedo con una maestría increíble, no podía evitar soltar algún gemido de placer, durante cinco minutos me estuvo masturbando sin parar y aunque intenté resistirme no pude evitar correrme.
En ese momento Marcos se bajó los pantalones y… Ohh exclamé, se sacó su polla totalmente tiesa y la puso sobre mi culo, era enorme, no podía creer lo que veía, yo sólo había visto el pene de mi difunto marido (13cm), pero no se podía comparar al que mi hijo tenía (luego supe que eran 17 cm), era gordo como una lata de coca cola sus venas se marcaban grandiosas y el prepucio era gordo y rojo intenso. Me quedé impresionada, pero era mi hijo no podía pensar en cosas raras, temiendo lo peor le dije que éramos madre e hijo que tenía que parar, pero él me dijo que sólo quería que le masturbara, no tenía más remedio que acceder si no quería que mi hijo se fuese de casa.
Agarré su pollón con mis dos manos, no me cabía en las manos, madre mía era dura como una estaca, no podía creer que existiese una polla así, comencé a mover mis manos arriba y abajo, mientras mi hijo me metía sus dedos en mi coño humedecido y me preguntaba si me gustaba su pollón, aunque yo le decía que no y que teníamos que parar, mi cuerpo estaba excitadísimo y mis ojos no podían apartar la mirada de su inmensa polla mientras le masturbaba. Tardó más de 15 minutos en correrse, yo ya tenía las manos cansadas fue una corrida increíble me echó una cantidad de leche en la cara enorme, era calienta y espesa, jamás había sentido algo, así a mi marido nunca le había masturbado y menos que alguna vez me echase su leche en mi cara.
Creí que mi hijo ya estaba satisfecho, pero entonces sacó de una bolsa  un vibrador enorme y me obligó a masturbarme el ano delante de él, estaba tan excitada que ya no razonaba me puse como una loca a masturbarme el ano, mi ojete a pesar de ser virgen lo tenía dado de sí, ya que cuando estaba sola me masturbaba con todo tipo de objetos. Mientras me miraba como me masturbaba mi hijo se rió a carcajada limpia, me llamó puta viciosa y que sabía mi secreto ya que me había visto muchas veces masturbarme en mi habitación. Estaba humillada, pero la excitación del momento no me permitía razonar.
Marcos metió su pollón en mi boca casi me ahogo, jamás había tenido una polla en la boca ni siquiera la de mi esposo (mis relaciones sexuales con mi marido eran muy monótonas y siempre lo hacíamos con la luz apagada), y ahora tenía la polla de mi propio hijo y que polla.
Le chupé la polla como una loca, mi mente me decía que tenía que parar, pero era imposible, estaba ardiendo me encanta ese pollón en mi boca, Marcos se corrió en mi boca y me hizo tragarme su esperma que barbaridad pensé, fue increíble la cantidad de leche que salía de su polla. Estaba extenuada, pero mi hijo al instante tenía su polla tiesa como una roca, no era posible pensé si ya se ha corrido 2 veces.
Entonces me agarró y me abrió las piernas, le rogué que no me la metiese que era su madre que ya habíamos cruzado muchos límites, pero con una fuerza bestial me metió su pollón en mi coño mientras todavía tenía el vibrador en mi culo, casi me parte en dos, era enorme, me dolía el coño un montón, pero el placer que sentí era fabuloso al tener ese pedazo de carne dentro de mí, me hacía estar en el éxtasis.
Como se movía Marcos, era bestial jamás había follado así, me bombeaba sin parar mientras yo no podía evitar gemir de placer como una perra en celo me había olvidado que era mi propio hijo el que me estaba follando, pero estaba gozando tanto que me daba igual, mi coño ardía mientras mi hijo me follaba era increíble sentir un pollón así, pero mi locura total vino cuando después de correrse 3 veces en mi coño me la metió por mi ano, parecía que me iba a cagar me dolió un horror ya que el pollón de Marcos me hacía daño, pero a él le importaba poco, me agarró entre sus brazos y poniéndome encima de él, me follaba mi ano sin descanso mientras me pegaba azotes en el culo y me ordenaba que yo misma le dijera que me follase sin parar.
Durante 6 horas me folló sin descanso una y otra vez por el coño y el ano, su potencia sexual era increíble y su experiencia follando para ser un muchacho, formidable. Así es como me convertí en la esclava sexual de mi hijo, las primeras veces intenté evitarlo, pero me convirtió en una mujer lasciva y al cabo de 2 semanas era yo misma la que le pedía que me follase ya que él no paraba de enseñarme cosas que jamás creía que existían en el sexo. Marcos es un sátiro cada día me hacía ir por casa completamente desnuda sólo con una tanga y las medias puestas, casi no salíamos. Marcos me folla durante todo el día, sólo parábamos para comer y ducharnos, dejó de ir al instituto, yo ya no tengo ninguna influencia sobre él, soy su perra y le obedezco en todo.
Cuando salgo de casa para comprar me hace vestirme con ropa muy pequeña y provocativa, paso mucha vergüenza ya que la gente me mira, suelo salir con una minifalda muy corta y una camiseta de tirantes ceñida a mi cuerpo que casi ni me tapa las tetas. Muchas veces salimos juntos y me folla en el parque o en los baños de los grandes almacenes. Marcos no tiene límites conmigo, me hace lavativas mientras me graba con la cámara para luego poner la película mientras follamos. Yo me he vuelto una pervertida ya no puedo pasar sin su pollón y sin el sexo bestial que me proporciona mi hijo. Los viernes por la tarde invita a 2 amigos suyos del instituto y me follan entre los tres. He dejado que mi hijo haga conmigo lo que quiera, pero no me importa ya que estoy en el éxtasis.

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