Todo el mundo ha experimentado dolor muscular (mialgia) en alguna ocasión. Este dolor aparece, normalmente, por un sobreesfuerzo físico que se manifiesta con agujetas, o tras una lesión muscular. El dolor muscular no suele tener importancia, pero en algunos casos puede ser indicio de una enfermedad.
En principio, puede doler cualquier músculo del cuerpo. El dolor muscular (mialgia) aparece sobre todo en forma de dolor de hombros, de nuca y de espalda. Estos músculos sobrecargados y doloridos (miogelosis) son una dolencia común de muchas personas que pasan mucho tiempo conduciendo o sentadas delante del ordenador. El dolor muscular también puede ser sintomático de distintas enfermedades infecciosas. Sucede en casos excepcionales en que algunas enfermedades provocan un dolor agudo y tirante que puede afectar al músculo, esqueleto o al sistema nervioso. Igualmente, algunas situaciones de sobrecarga emocional o excesivo estrés pueden ocasionar dolor muscular.
Algunos medicamentos o tóxicos, como el alcohol, la cocaína y la heroína, también pueden causar mialgia. Entre los fármacos que con más asiduidad provocan dolor muscular están las estatinas (fármacos para el colesterol), la colquicina, los glucocorticoides, y los antipalúdicos. Otros cuya relación con el dolor muscular es menos frecuente son la penicilamina, la zodovudina, el ipecuaco, el etretinato, la isotretinoina , el interferón alfa. Para revertir la situación basta con dejar de utilizar el fármaco o cambiar su dosificación o su forma de administración.
Además del dolor, la mialgia puede provocar otros síntomas asociados dependiendo de la zona afectada como dificultad respiratoria, arritmias cardiacas, entumecimiento, sensación de quemazón, hormigueo, irritabilidad, desorientación o fatiga.
El tratamiento adecuado para el dolor muscular dependerá siempre de la causa que ha desencadenado esta molestia. Por este motivo, el aspecto más importante del diagnóstico es determinar el desencadenante inicial del dolor. La mialgia puede estar provocada por una presión intramuscular, por una reacción inflamatoria, por altearaciones del metabolismo muscular, por insuficiencia vascular, por irritación de los nervios que irrigan el músculo o por muchas otras circunstancias o enfermedades, por lo que es clave acertar con el diagnóstico. A continuación se puede prescribir el tratamiento más adecuado, que puede necesitar de un profesional de la fisioterapia, además de otras prácticas e incluso fármacos para aliviar la sensación dolorosa. Los propios pacientes pueden contribuir en gran medida a aliviar el dolor muscular. Un estilo de vida saludable, basado en el ejercicio, la relajación y una alimentación equilibrada son actitudes prácticas que ayudan a prevenir el dolor muscular.
El dolor muscular (mialgia) es cualquier sensación de dolor aguda, convulsiva y tirante en un músculo. El concepto mialgia proviene de las palaras griegas myos, que significa músculo, y algos, que significa dolor. El dolor muscularpuede experimentarse de forma extendida (difusa) o en un punto concreto del cuerpo (local). En un principio puede doler cualquiera de los 600 músculos que posee el cuerpo humano.
El dolor muscular y cualquier clase de dolor son una señal importante para el cuerpo. Distintos estímulos pueden provocar dolor. Entre otros, el calor o el frío (estímulo térmico), la presión o el impacto (estímulo mecánico) o una influencia eléctrica o química. Los estímulos son transmitidos por los llamados receptores del dolor: se trata de terminaciones nerviosas situadas tanto en la superficie dentro de la piel como debajo de ella en músculos, tendones y ligamentos. Cuando los receptores de dolor envían un estimulo doloroso al sistema nervioso central (el cerebro y la médula), el estímulo llega como señal sin valor definido. El sistema nervioso central procesa el estímulo y lo traduce en una sensación desagradable con un objetivo concreto: el cuerpo debe desencadenar una reacción para prevenir el dolor. Normalmente, el dolor muscular es inocuo y el desencadenante más común es un agarrotamiento muscular (miogelosis) o una lesión muscular. Sin embargo, los dolores musculares también pueden aparecer como síntoma de distintas enfermedades infecciosas. En casos excepcionales el dolor muscular es consecuencia de enfermedades óseas (del esqueleto), desgaste de articulaciones (artrosis), enfermedades del músculo o del sistema nervioso.
Incidencia
El dolor muscular (mialgias) se concentra con mayor frecuencia en la zona de los hombros, la nuca y la espalda. Alrededor del 75% de la población adulta padece dolor de espalda; de un 7 a un 18% sufren con frecuencia o de forma constante este dolor.
Los calambres musculares también provocan frecuentemente dolores musculares (mialgias). Cuando se experimenta un calambre muscular, el dolor es intenso y repentino. La causa puede radicar en una falta de magnesio. La carencia de magnesio está asociada a un esfuerzo corporal intenso, por ejemplo al practicar un deporte, el sudor provoca la pérdida de magnesio. Si los calambres musculares son frecuentes, otras enfermedades pueden ser las causantes, por ejemplo, enfermedades hepáticas.
El dolor muscular (mialgias) puede estar ocasionado por causas muy variadas. Con frecuencia, se debe a un agarrotamiento muscular (miogelosis) o a una lesión muscular. Otros desencadenantes menos frecuentes del dolor muscular son enfermedades óseas (del esqueleto), desgaste de las articulaciones (artrosis), enfermedades musculares o del sistema nervioso.
Tensión muscular (miogelosis)
Los dolores musculares (mialgias) se producen frecuentemente en el marco de una tensión muscular (miogelosis). El estado de tensión (tonificación) del músculo se encuentra incrementado, el músculo acortado se palpa duro. Este estado se denomina también induración muscular. Los músculos o los grupos de músculos afectados se pueden palpar como pequeños nódulos o protuberancias que no se pueden deshacer completamente mediante masajes. En ocasiones, la tensión muscular permanente puede desembocar en cefalea.
Causas frecuentes de las tensiones musculares son:
- Estrés.
- Posiciones corporales incorrectas y falta de movimiento: estar sentado delante del ordenador o en el coche durante demasiado tiempo y con una mala postura puede provocar la sobrecarga de los músculos, así como posturas corporales inadecuadas crónicas, sobre todo en la espalda (dolor de espalda) y la zona de los hombros y la nuca, que son los puntos donde más suelen experimentarse los dolores de la tensión acumulada.
- Movimientos incorrectos.
- Tonificación insuficiente de los músculos y relación desequilibrada entre los distintos grupos de músculos (por ejemplo, entre la musculatura abdominal y lumbar), lo que conlleva posturas corporales inadecuadas y carga incorrecta de los músculos (sobre todo de la columna).
- Lesiones musculares (tirón muscular, desgarre fibrilar, desgarro muscular).
- Calentamiento preliminar y estiramientos posteriores insuficientes al practicar deporte.
Lesiones musculares
Los dolores musculares (mialgias) son causados frecuentemente por lesiones musculares. Una lesión muscular puede adoptar las formas siguientes:
- Contusiones: una contusión muscular se produce por una influencia externa, por ejemplo por un golpe o impacto sobre un músculo. Un ejemplo muy conocido es el rodillazo en la parte posterior del muslo que sufren los jugadores de fútbol y balonmano. Normalmente se forma un hematoma en la zona lesionada. Una contusión se caracteriza en la mayoría de los casos por el intenso dolor muscular asociado. Con todo, no se trata de una lesión grave. De hecho, se suele curar sin complicaciones.
- Tirones musculares: la causa del tirón muscular es normalmente una distensión del músculo. Con todo el tirón muscular no conlleva la rotura de una o varias fibras musculares del que se compone el músculo. Las causas de un tirón son frecuentemente movimientos bruscos, especialmente desde posturas corporales no habituales. Sobre todo en las disciplinas deportivas que requieren movimientos de inicio y finalización cortos se producen con frecuencia dolores musculares provocados, por ejemplo, por tirones en el muslo. Ejemplos de estas disciplinas son el bádminton, fútbol o el tenis. El tirón provoca un dolor muscular corto, espasmódico e intenso. Si experimenta un tirón especialmente doloroso, debe acudir en todo caso a un médico. Éste establecerá el alcance de la lesión y el tratamiento que debe prescribirse, como por ejemplo, un tratamiento de calor o fisioterapia.
- Desgarros fibrilares y desgarros musculares: cuando se produce desgarro fibrilar, se produce el desgarro de una o varias fibras musculares. Cuando se produce un desgarro muscular la lesión afecta a todo el músculo. Los desgarros fibrilares y los desgarros musculares provocan intensos dolores musculares. Se recomienda someter este tipo de lesiones a tratamiento médico.
Agujetas
El dolor muscular (mialgias) asociado a las agujetas surge debido a lesiones mínimas (microlesiones) en las fibras musculares. Las causas suelen radicar en los sobre esfuerzos realizados durante una actividad deportiva.
Las agujetas aparecen normalmente cuando, tras un período prolongado sin entrenar, se realiza una actividad deportiva o un esfuerzo corporal desacostumbrados. También los deportistas profesionales pueden experimentar dolores musculares tras practicar un deporte; por ejemplo, cuando tienen que ensayar un nuevo patrón de movimientos como un ejercicio nuevo. Un calentamiento insuficiente favorece igualmente la aparición de las agujetas.
Los dolores musculares en forma de agujetas desparecen normalmente en un par de días y no conllevan lesiones permanentes.
Calambres musculares
Los calambres musculares también provocan frecuentemente dolores musculares (mialgias). Cuando se experimenta un calambre muscular, el dolor es intenso y repentino. La causa puede radicar en una falta de magnesio. La carencia de magnesio está asociada a un esfuerzo corporal intenso, por ejemplo al practicar un deporte, el sudor provoca la pérdida de magnesio. Si los calambres musculares son frecuentes, otras enfermedades pueden ser las causantes, por ejemplo, enfermedades hepáticas
Enfermedades
En muchos menos casos los dolores musculares (mialgias) son causados por enfermedades que afectan al propio músculo. En este grupo se encuentran, por ejemplo, las inflamaciones de los músculos (miositis) y otras enfermedades no inflamatorias de la musculatura.
Algunas de las inflamaciones musculares asociadas a dolores musculares intensos son, por ejemplo:
- Las provocadas por virus (por ejemplo, el virus Coxsackie B), bacterias (por ejemplo, la Borrelia) o parásitos (por ejemplo, la triquinella).
- Las provocadas por el propio sistema inmunitario (inmunógenas) como la dermatomiositis (inflamación muscular que también afecta a la piel) o la polimialgia reumática (enfermedad inflamatoria muscular de tipo reumático).
- Las causadas por vasculitis.
Entre las enfermedades musculares no inflamatorias que pueden provocar dolores musculares se cuentan:
- La fibromialgia (es la forma más frecuente de dolor muscular de toda la musculatura).
- La distrofia muscular (sobre todo del tipo Duchenne y Becker-Kiener).
- Las enfermedades musculares asociadas al metabolismo (por ejemplo, cuando existen problemas en el metabolismo de los hidratos de carbono o de la Purina-Pirimidina).
- Enfermedades musculares de origen hormonal (por ejemplo, hipotiroidismo o hipoparatiroidismo).
También las enfermedades que no afectan directamente a los músculos pueden provocar dolor muscular. En el caso de las enfermedades del sistema nervioso central (cerebro y médula) los dolores musculares no son infrecuentes. Algunas causas de dolor muscular son, por ejemplo, el Síndrome de Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica o el síndrome post polio. Los dolores musculares también pueden ser provocados por enfermedades óseas o asociadas a otros órganos. En estos casos la causa real del dolor no se encuentra en el propio órgano. Los afectados interpretan erróneamente el dolor que experimentan como dolor muscular o padecen tensiones musculares que creen son dolores musculares. Algunos ejemplos son:
- Dolor de espalda por hernia de disco o lumbago
- Lesión de las cervicales (por ejemplo, síndrome cervical)
- Osteoporosis (atrofia ósea) y desgaste articular (artrosis)
- Enfermedad de Bechterew (enfermedad inflamatoria reumática que afecta especialmente a la columna y las articulaciones)
Sustancias tóxicas y medicamentos
Algunas sustancias tóxicas (toxinas) y medicamentos que también pueden causar dolores musculares (mialgias) son: el alcohol, la cocaína y la heroína, que pueden provocar dolor asociado a una enfermedad muscular con necrotización del tejido.
También muchos medicamentos pueden ocasionar dolores musculares intensos como efecto secundario indeseado. En este sentido, algunos de ellos son: - Las estatinas pueden provocar no solo dolores musculares, sino también calambres y debilidad muscular. Se cree que podría ser la reducción de la coenzima Q10 tras la administración de las estatinas (que están indicadas para luchar contra el colesterol alto), lo que podría inducir la mialgia. Las estatinas que con menor frecuencia causan mialgia son la pravastina y la fluvastatina.
- ACTH, quinidina, danazol o levodopa pueden causar calambres dolorosos.
- La cimetidina puede provocar dolores musculares intensos.
- Fármacos contra el paludismo, como la hidroxicloroquina y la cloroquina. El dolor muscular comienza en las extremidades inferiores y después a las superiores. La mialgia revierte cuando se suspende el fármaco.
- Fármacos anticáncer como la vincristina, que se utiliza en el tratamiento de linfomas y leucemias.
- La penicilina y la D-penicilamina puede provocar una enfermedad muscular inflamatoria.
En el caso de los dolores musculares (mialgias), los síntomas pueden localizarse en distintas zonas (difusos) o padecerse en un punto muy concreto; es así porque la mialgia puede extenderse a otros puntos diferidos. El lugar en que el dolor de la mialgia se presenta en diferido puede ser el mismo miembro dolorido, la misma zona o cualquier otra parte del cuerpo. En la mialgia, la sensación dolorosa puede pasar a la médula y es por ello por lo que se extiende a otras partes.
Los dolores musculares pueden ser tirantes, punzantes, sordos u opresivos o dar sensación de quemazón. Pueden aparecer repentinamente como dolores musculares violentos y agudos, como por ejemplo ocurre con los calambres o los tirones musculares. Otros dolores musculares pueden ser crónicos, tal y como sucede con los agarrotamientos musculares prolongados.
Los dolores musculares pueden ser tirantes, punzantes, sordos u opresivos o dar sensación de quemazón. Pueden aparecer repentinamente como dolores musculares violentos y agudos, como por ejemplo ocurre con los calambres o los tirones musculares. Otros dolores musculares pueden ser crónicos, tal y como sucede con los agarrotamientos musculares prolongados.
Los dolores musculares agudos, aunque sean de duración limitada, tienen una función de advertencia y protección. En cuanto el estímulo desencadenante desaparece, los dolores disminuyen rápidamente. Junto a los dolores agudos también existen los dolores musculares crónicos, que pueden padecerse durante un período superior a los seis meses. Los dolores crónicos pueden representar un cuadro clínico propio (síndrome de dolor).
Un dolor muscular (mialgia) está asociado casi siempre a otros síntomas: frecuentemente los dolores musculares aparecen junto con una tensión muscular (induración muscular). El dolor muscular también se manifiesta con una modificación de la postura y con una limitación dolorosa de la movilidad.
Los síntomas del dolor muscular van variando en función de la zona afectada y sus manifestaciones son distintas, lo que puede complicar o retrasar el diagnóstico en algunos casos. Así, cuando la mialgia afecta a la zona cervical, puede manifestarse con dolor de cabeza de tipo intermitente, así como rigidez en la zona de la nuca y del cuello.
Cuando la mialgia afecta a la zona abdominal, además del dolor abdominal, puede haber espasmos intestinales.
En el caso de que la mialgia afecte a los músculos del corazón, hay síntomas muy diversos como la arritmia y alteraciones en la visión, la deglución y la audición. Si los afectados son los músculos de la respiración, hay disnea y desorientación.
La mialgia también puede ocasionar hormigueo en la zona afectada, irritabilidad, fatiga, debilidad, torpeza, descoordinación y sensación de quemazón. Son síntomas muy diversos que el médico ha de saber interpretar para llegar a la causa del dolor y poner el tratamiento adecuado

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