Saltan las alarmas, los jovenes de hoy Graduados en porno


Los jóvenes hoy no aprenden de sexo en clases ni libros, ni en casa, sino por medio de la pornografía en línea. Cada vez mas expertos creen que la solución no es prohibir esos contenidos, sino todo lo contrario: que los vean  pero con una mirada crítica y realista, que en las instituciones de educación enseñen la realidad de la sexualidad   humana y se haga desde la familia una  educación sexual activa y realista. Que se forme e informe de una manera realista y sin tapujos, como se ha ido haciendo a lo largo de la historia.

El Porno no solo exagera ,sino que desvirtua la sexualidad y hace creer cosas que no son, inculcan la idea de que las personas son puros objetos sexuales y acentúan estereotipos que no son ni éticos no son realistas ni naturales, como el tamaño de pene que hace creer que los penes son mucho mas grandes de lo que realmente son, ya se toco ese tema y en este blog, en este post,  podéis ver los tamaños reales de los penes, por ejemplo la media del pene en españoles esta es 13- 14 cm sin embargo, los jóvenes ven que el tamaño normal es mínimo  25 o 30 cm,

El erotismo es un asunto ya antiguo ya en la prehistoria se pintaban escenas sexuales, en las ruinas de Pompeya, ciudad romana sepultada por una erupción en el año 79 d. C., los arqueólogos encontraron pinturas con escenas explícitas de sexo y una seguidilla de falos esculpidos en paredes, suelos, piedras y hasta hornos de pan. En Colombia está el Infiernito: uno de los parques arqueológicos de tipo fálico más grandes de América Latina, que a su vez muestra que el sexo no  tuvo un carácter cotidiano en las civilizaciones antiguas sino que se practicaba, se enseñaba con total naturalidad..
Aunque durante la época victoriana esta práctica quedó relegada al secretismo y a la intimidad  de la familia, siguiendo siendo el padre el principal encargado de preservar la virginidad de las hijas y pagar las dotes y las madres las encargadas de enseñar todo lo relativo al sexo y la sexualidad, siglos después la humanidad desvirtúo la  sexualidad y el sexo convirtiendo la sexualidad y el sexo en algo tordido, convirtiendo la sexualidad y el sexo en algo depravado y degenerado, apareciendo practicas como la  el sadomasoquismo, la zoofilia o la necrofilia, por ejemplo.  en estos últimos años en el Internet encontró la manera perfecta para empezar a consumir pornografía en cantidades antes inimaginables. El ejemplo más contundente es  que cada vez hay  mas   paginas porno  y cada vez mas son las   paginas de webcams donde mujeres y hombres se desnudan, masturban ,,,  dejando a un lado el pudor y el decoro, sin embargo Pornhub, el sitio de contenidos sexuales más grande del mundo, que solo en 2017 registró 28.500 millones de visitas y un total de 595.482 horas de vídeos subidos, el Museo del Prado en 2017 tubo 2,8 millones casi 26 millones menos. El museo del Louvre de París recibió 8,1 millones de visitantes en 2017, 20,4 millones menos, 
Si bien la historia y los números demuestran que el consumo de material no sexual explícito si no pornográfico es una práctica social irreversible por la sociedad en la que vivimos cada vez mas ausente de principios morales, donde se confunde la liberad con el libertinaje, conde se premia la promiscuidad en vez de fidelidad, donde todo vale, el problema real es lo que los jóvenes están aprendiendo de él. 
Así lo demuestra un reciente reportaje del diario The New York Times advierte que “hoy los adolescentes miran mucha más pornografía de lo que sus padres creen y eso está moldeando sus ideas sobre el placer, el poder y la intimidad”. Sugiere, además, que las nuevas generaciones necesitan con urgencia una educación sexual alineada con esos hábitos para poder diferenciar lo falso de lo real en los contenidos que consumen.
Y es que “No hay otro lugar dónde aprender sobre sexo, además, las estrellas porno saben lo que están haciendo”, le dijo un joven de 15 años a la autora del reportaje, Maggie Jones. Para ella, sus palabras reflejan una paradoja sobre el sexo y la pornografía, pues a pesar de que los teléfonos inteligentes han facilitado que los adolescentes vean el porno, “la educación sexual en los colegios basada en la abstinencia sigue siendo la norma”.
Una de las pocas excepciones a la regla es Porn Literacy, un curso desarrollado por la Universidad de Boston y la Comisión de Salud Pública de la misma ciudad, que busca combatir los estereotipos y la desinformación que provoca en los jóvenes consumir porno. La clase, según han explicado las pioneras Emily Rothman, Jess Alder y Nicole Daley, funciona igual que cualquier cineclub juvenil o curso de lectura. Los estudiantes van voluntariamente y, en un programa de cinco sesiones de dos horas, reciben instrucción sobre temas como historia de la pornografía, búsquedas comunes en internet (como doble penetración, sadomasoquismo o fisting), acoso sexual e, incluso, sobre las consideraciones legales de la práctica del sexting y la creación de la llamada ‘venganza porno’.
“El personal del programa Start Strong, de la Comisión de Salud Pública de Boston, imparte la clase con el objetivo de alentar a los jóvenes a que si van a consumir medios sexualmente explícitos, lo hagan críticamente”, cuentan las expertas a The Boston Globe. Generalmente, relata Jones en su reportaje, luego de una larga charla sobre porno, los jóvenes bombardean a las mujeres con preguntas que evidencian su ignorancia sobre la sexualidad. Muchos aseguraron que gracias al porno pensaban que a todas las mujeres les gustaría que fueran agresivos en la cama, y también que estarían dispuestas a asumir diferentes posiciones e incluso a practicar sexo anal. Una idea que en la vida real es totalmente diferente.
Sobre este punto, la psicóloga y magíster en salud mental Catherine Salamanca explica que el fenómeno del porno en internet ha provocado que los jóvenes estén cada vez más desinformados en términos sexuales. “Que tengan más acceso al porno no quiere decir que construyan una relación significativa con el sexo. En Colombia no es así. Están tan abrumados que no lo pueden llevar a la práctica, comienzan a tener inseguridades, y si lo ven desde tempranas edades, construyen estereotipos que no se traducen en la realidad”.
Aunque no existen estudios a profundidad sobre el consumo de porno en los jóvenes, es fácil calcular que en el país al menos 30 por ciento de ellos tienen su primer encuentro con este tipo de contenidos antes de los 15 años. Según la encuesta ‘Uso y apropiación de las TIC en Colombia’ de 2015 del Ministerio TIC, el 10 por ciento de los adolescentes entre los 12 y 17 años afirmó conocer a un amigo o familiar que practica el sexting. Término que se refiere a compartir contenido sexual con parejas o amigos por medio de redes sociales como Facebook, WhatsApp o Instagram.
Según Salamanca, también hay que tener en cuenta que el porno no abarca solamente el contenido de un canal triple X, sino el de cualquier película en cualquier horario de televisión. “Antes el acceso era más limitado: había revistas y contenidos, pero igual la gente debía explorar su propia sexualidad con su pareja. Ahora los jóvenes están supremamente estimulados porque ven porno en todos lados y eso les genera ansiedad”. Igualmente, la presión de los amigos a que vean estos contenidos y a tener experiencias reales iguales a las que ven en estas películas juega un rol. “Aceptan iniciar una relación sexual a los 13 años porque ven artículos y tienen compañeros promiscuos que ejercen presión social”.

Aunque educar a partir del porno aún es un asunto debatible por la cuestión de la legalidad, las autoras del proyecto dejan en claro que en el curso no se reproduce pornografía ni está permitido que los jóvenes hablen de sus experiencias. “No haber visto pornografía no es un requisito de la clase. Sin embargo, creemos que plantear el tema de la pornografía es una buena forma de involucrar a los jóvenes en conversaciones sobre el consentimiento, el respeto, la seguridad y la salud”.
“Si no puedes con tu enemigo, únete a él”, proclama esta iniciativa de la Universidad de Boston. Según Emily Rothman, Jess Alder y Nicole Daley, es imposible alejar a los jóvenes del contenido explícito sexual, pero enseñarlos a analizarlo críticamente tal vez no sea una mala idea.

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