Los sofocos y la menopausia


¿Estás en plena menopausia y los sofocos alteran tu calidad de vida? Te explicamos los distintos tratamientos que hay para combatirlos o mitigarlos en función de tu situación personal. ¡No olvides consultarlo con tu médico!

Los sofocos afectan a tres de cada cuatro mujeres posmenopáusicas, y suelen ser uno de los síntomas más molestos de la menopausia. ¿Por qué suceden? Se piensa que son causados por una disfunción en los centros termorreguladores centrales debido a cambios en los niveles de estrógenos.
Los sofocos se caracterizan por la aparición de calor intenso en el pecho que se propaga al cuello o a la cara y se acompañan de ansiedad, palpitaciones, sudoración profusa y enrojecimiento de la piel.
Al afectar directamente a la calidad de vida, los sofocos son la razón más común por la que muchas mujeres prueban las terapias hormonales sustitutivas. Los estrógenos disminuyen los sofocos en un 80% a 90% y son considerados el tratamiento más recomendado en casos de menopausia natural, o insuficiencia ovárica inducida por quimioterapia o menopausia quirúrgica.
Sin embargo, muchos expertos opinan que mujeres con antecedentes de cáncer de ovario, mama o útero, trombosis venosa o historia familiar de cáncer de mama deberían evitar esta terapia. A ellas se suman las que sufrieron un infarto agudo de miocardio reciente o tienen enfermedad coronaria. Entonces, ¿cuál es la alternativa en estos casos y en los de aquellas mujeres que simplemente prefieren no tratarse con hormonas?
Antes de nada, debes tener en cuenta que cualquier tratamiento que elijas deberá estar supervisado por tu médico, que valorará la respuesta al tratamiento y sus potenciales efectos adversos.

1. Alternativas no farmacológicas

Los tratamientos de modificación de conducta pueden desempeñar una función en el manejo de los sofocos: Por ejemplo, las técnicas de relajación y respiración para controlar el estrés hace que el organismo libere serotonina, sustancia que puede disminuir la intensidad de los sofocos en hasta un 30-40%, según ensayos clínicos.
Complementos herbarios o alimentarios
Popularmente, se usan varias hierbas y complementos alimentarios para reducir los sofocos, pero ¡cuidado! algunas de estas sustancias no han sido bien estudiadas en ensayos clínicos rigurosos, por tanto no está del todo demostrado que no tengan efectos adversos.
La soja ha sido tradicionalmente un complemento alimentario interesante para reducir los síntomas menopáusicos y el cáncer de mama durante algún tiempo, aunque actualmente no hay datos precisos que demuestren que la soja ayude a controlar los sofocos. No obstante, sería una alternativa a considerar en casos leves.
Otros fitoestrógenos naturales como el dong quai, el trébol rojo, el regaliz o la cimicifuga, que se promocionan como remedios maravillosos contra los sofocos, pueden tener diferentes efectos, no solo en función de la dosis usada, sino también del estado hormonal de la mujer cuando los toma.
Por otra parte, aún no se han demostrado que sean del todo inocuos. Por tanto, aconsejamos cautela respecto a ellos, sobre todo si una mujer debe evitar los suplementos de estrógeno.

2. Alternativas farmacológicas no hormonales: “los antidepresivos”

Se ha demostrado que determinados antidepresivos elevan los niveles de serotonina y, por tanto, disminuyen los sofocos. Pero ¡ojo!, deben administrarse siempre con receta médica y siguiendo las instrucciones de un médico.
Si tu problema son los sofocos o los sudores nocturnos y no tienes demasiadas molestias durante el día, consulta a tu médico sobre medicación que mejora simultáneamente el sueño y los sofocos.

3. Alternativas hormonales

Debes seguir un tratamiento individualizado. Tu médico debe comenzar con la realización de una historia completa que preste atención a la frecuencia e intensidad de los síntomas, y cómo afectan estos a tu vida diaria. Si no existe contraindicación, la terapia hormonal es una eficaz alternativa.
Según los últimos estudios, la terapia hormonal en bajas dosis es muy eficaz para tratar los sofocos, y podemos considerar seguro el empleo de este tratamiento durante 4 o 5 años.

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