El punto más álgido en la fabricación de nuestras hormonas (tanto en las mujeres como en los varones) tiene lugar hacia la veintena. A partir de ahí nuestra producción hormonal mantiene una cierta estabilidad, pero siempre con una cierta tendencia a la baja. Dado que nuestro cuerpo vive en una constante adaptación fisiológica a nuestra edad y a las funciones a realizar, alrededor de la cincuentena tiene lugar en nosotras las mujeres un nuevo cambio: dejamos de ovular y se nos interrumpe la menstruación. Esto es lo que llamamos la menopausia.
Ello acarrea una serie de cambios y adaptaciones de nuestro cuerpo. No obstante, hay que poner las cosas en su sitio y señalar que estos cambios son infinitamente menores al terremoto que tiene lugar en nuestra adolescencia. Son cambios, sí, pero cambios moderados y progresivos. Es lo que se ha dado en llamar la menopausia.
Este nuevo cambio viene acompañado de los típicos sofocos, sudoración, palpitaciones y en algunos casos una cierta sequedad vaginal. Lo que conlleva a veces un cierto nerviosismo e irritabilidad. Estos síntomas suelen ser temporales, pasajeros. No es que estemos enfermas, sino que nuestro cuerpo se adapta (de modo inteligente) a una situación nueva y a unas funciones nuevas.
La menopausia es una etapa natural (una más) de la vida de todas las mujeres.
Estos son algunos de los síntomas en la segunda parte se explicara mas detenidamente.
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